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“Queremos un mundo menos contaminado” (Roser, Milar Morató)

Por Littium
18 de julio de 2018

La concienciación por un mundo más limpio y sostenible ha llevado a los responsables de Milar Morató, en Vilafranca del Penedés, a vender ebikes como las Littium KAOS

60 años de experiencia avalan a Milar Morató, una tienda de electrodomésticos ubicada en la localidad catalana de Vilafranca del Penedés. No: no es una tienda de bicis, sino de electrodomésticos. Sí: venden Littium KAOS.

“Mi padre empezó vendiendo motocicletas”, cuenta Roser Morató, que representa la segunda generación de la empresa. “También le entusiasmaban las bicicletas, por lo que hace unos meses nos decidimos a dar el paso y retomar esta idea tan bonita”. Dicho y hecho: dado que la tienda tiene tres plantas, Roser y el resto de responsables decidieron que una de ellas estuviera dedicada a las dos ruedas.

Y es que, pese a que el sector principal de Milar Morató sean los electrodomésticos, Roser es la primera convencida en materia de movilidad sostenible. “Creo firmemente en la necesidad de trabajar por un mundo menos contaminado”, explica. Una convicción en la que la bicicleta juega un papel esencial.

“En Littium KAOS son gente seria, y a nosotros nos gusta trabajar con gente seria”

A la hora de decidir las marcas que formarían parte de su stock, Roser tuvo la oportunidad de conocer las Litium KAOS. Fue amor a primera vista. “Viendo lo que había en el mercado nos pareció una marca con muy buena relación calidad-precio”, cuenta.

“En Littium KAOS son gente seria, y a nosotros nos gusta trabajar con gente seria. Buscamos una marca que funcione. Porque si de algo estamos orgullosos es del trato con nuestros clientes: nos gusta ofrecer un servicio muy bueno y con Littium podemos hacerlo. Da gusto vender estas bicicletas, porque sabes que no vas a tener ningún problema”, asegura.

En Milar Morató podrás encontrar tanto la Ibiza Dogma como la Berlin. Dos modelos que, pese a que apenas han empezado a venderse hace tres meses, ya están causando sensación: en apenas una semana ya se habían vendido cinco. “Estamos empezando”, apunta Roser con modestia. “Esto es un pueblo y vamos poco a poco. La gente todavía es un poco tímida con la idea de llevar con bici eléctrica. Pero tenemos un buen escaparate y la concienciación de la gente en materia de sostenibilidad está aumentando. Es una apuesta de futuro”.